18/5/08

27 de Marzo de 1992


27 de Marzo de 1989
Terminaba una amistad complicada, llena de secretos compartidos, de éxitos y fracasos contados en cualquier momento, consejos limpios de intereses personales...
En algún instante, sin saber bien cuándo, empezamos a mirarnos con otros ojos.
Esa noche fue la más hermosa de todas las noches...hasta el cielo parecía más brillante; hasta el lucero, en donde siempre ubico a mi abuelo parecía guiñarme un ojo...
¡Cuántos nervios trajo esa conversación con las cartas sobre la mesa!
Si ganábamos... teníamos el amor para siempre, pero sino... perdíamos la amistad más hermosa.
Ese primer beso fue el comienzo de la maravillosa historia que comenzábamos a escribir de a dos.
Tres años más tarde, el mismo lugar en donde nos conocimos, nos vio unirnos bajo la bendición de Dios.
Así comenzó la gran aventura: Vivir de a dos.
Cada pequeña cosa, de esas que mirábamos con naturalidad en casa, se transformó en un pequeño misterio. Todas y cada una de esas cosas comenzaban a pasar pura y exclusivamente por nosotros. La economía, las compras, la comida, la organización de una casa, la construcción de un hogar...
Ya no podíamos pelear, dar un portazo e irnos, esperando que al día siguiente la otra persona se hubiera olvidado. Todo debía arreglarse en ese momento y en ese lugar.
Junto a tantos terremotos llegaron las grandes satisfacciones, esas que construyen de a poquito la felicidad.
La felicidad es saber que siempre hay alguien pensando en vos, esté o no a tu lado; es sentir que podés contar siempre con el otro y que esa persona te quiere más que a nadie.
La felicidad es la suma de muchos momentos felices, que se oponen a otros que no lo son tanto, que son , en definitiva, los que le dan sabor a la vida y hacen que valoremos cada instante lo poco o mucho que tenemos.