Caminaba entre las góndolas, sin saber qué elegir...
Era uno de esos días en que nada iba a conformarlo. Fideos...comía tres veces por semana, hamburguesas otras tantas....Sopa instantánea...eso no era sopa...
Ganas de cocinar no tenía, estaba cansado de comprar comida chatarra, la única opción era invitarse a cenar en la casa de ella o definitivamente resignar la cena.
Salió del súper con la bolsa vacía, emprendió el camino hacia las afueras de la ciudad. Estaba fresco....tal vez un taxi o un colectivo fueran las alternativas. Prefirió caminar...
Mientras los pasos parecían no querer salir de sus pies, sus pensamientos se entremezclaban y las sensaciones no lograban definirse...
Estaba andando por esas calles que lo vieron crecer...ir a la escuela, andar en bici con sus amigos... Las mismas que fueron testigos de sus primeros amores y las peores desilusiones...
¡Cuánto hacía que no las caminaba!
En realidad...¡Cuánto hacía que no las transitaba de ninguna manera!
Sabía que ella estaría ahí, como siempre esperándolo... Con el mate que siempre inevitablemente se enfriaba por su culpa, con la cena que terminaba siendo otro almuerzo al día siguiente, con esa mirada triste del que espera sin esperar...
¿Tenía derecho a llegar sorpresivamente a su casa en medio de la noche, así, sin avisar?
Hizo el esfuerzo por tocar el timbre...pero su mano quedó suspendida en el aire. No, decididamente no era una buena idea. Ella no se merecía ser su compañía de cena en esa noche en que simplemente necesitaba no estar solo.
Dio vuelta sobre sus pasos y, cuando comenzaba a alejarse de esa casa, "su" casa, escuchó el chirrido de una puerta al abrirse. Tuvo miedo de volver la mirada, sentía un gran vacío en su alma. Respiró profundo y ese aire helado pareció darle la fuerza que necesitaba para girar...
Sin hacer preguntas, sin querer saber por qué dejó pasar tanto tiempo en volver...
Sencillamente ella todo lo entendía, para eso ella era su mamá....
Y un exquisito aroma a sopa casera impregnó cada centímetro de su cuerpo, pareciéndole, por primera vez en su vida, el manjar más deseado.
13 comentarios:
Creo que siempre la casa materna es un refugio, basta saber con que está.
un beso
A dónde puedo pasar por los pañuelos desechables?? ME ENCANTO!
sobre todo porque es cierto: la casa de mamá es el hogar donde todo vuelve a estar bien...
Bsos.
En realidad, la casa materna nunca deja de ser nuestra...
Por eso muchos separados corren allí, porque la sienten "su" refugio.
Saludos.
Me encanto y en este día nostálgico,el recuerdo de la vieja, me emociona.
te sigo
Nadasepierde...Cuando una es madre sabe lo que es la incondicionalidad...
Deep: Quién no se siente a salvo en la casa que lo vio crecer?
Fabi: Nunca dejé de tener la llave de la casa de los viejos...aunque no la use...
Agustín: Espero que la nostalgia le haya dejado paso a algún recuerdo feliz...
Uy que decepción.
Pensaba que fiel a su estilo, la historia terminaría en un final feliz de reconciliación, perdones y besos.
Al final el tipo volvió rendido a la casa de los viejos. No hay peor evidencia de fracaso.
Pero un final sorpresivo se agradece mucho.
Ah, la comida de la vieja...Que recuerdos.
Tortilla de papas con sal para una paella de 20 personas. de sólo recordarlo me sube la presión.
La felicito madame.
Hasta luego.
Gamar: Me alegra decepcionarlo, señal de que no soy tan previsible como me considera...
Cierto que se huele cierto fracaso, pero para ser"fiel a mi estilo" prefiero rescatar el amor incondicional de la madre.... que es el único tipo de amor que verdaderamente lo es...
Muy lindo Gla!!!
Cuánta falta me hacía leerte!
Nostalgia invadiendo todo lo que soy. Maravilloso.
Gracias!
Lao: Me alegro que le gustara....
Gise: Se te extrañaba! Un beso grande
Gise: Ya no se puede comentar en tu bloig o es un problema mío que no veo por dónde?
=(
la tristeza de mi realidad ,pero es asi como lo dice tu relato!
beso gla
estoy de a momentitos en la pc y nunca te encuentro!
El verdadero amor es eso: ofrecer una sopa y ser feliz de que otro se la tome. Casi saborearla en la cucharada que ese otro ser se lleva a la boca.
Cualquier madre sabe de lo que hablo. No concibo otro amor más generoso que ése, el de una madre a un hijo.
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