3/10/10

La vida no es una telenovela (pero cuánto se le parece a veces...)

Nunca lo quiso así...
Soñaba con ese momento como sucede en las telenovelas.
Entregar un sobre con el resultado del análisis podría ser...Regalar una cigüeñita de peluche, demasiado cursi...
O la típica entrega de escarpines en la mesa familiar, tal vez. De cualquier manera la alegría de la familia sería completa. Pero todo planificado de a dos.
Nada fue así.
Sola, con los ojos llenos de lágrimas, esperó el correr de las horas esa tarde.
El día transcurrió demasiado lentamente hasta tener en sus manos el sobre que le confirmaría la gran noticia.
Sólo una fiel amiga a su lado, estrechándola en sus brazos, conteniendo esas lágrimas, mezcla de felicidad e impotencia.
¿El papá? Vaya uno a saber...Viviendo otra historia...
Obnubilado por alguien que le hizo perder tantos años de matrimonio en segundos.
Una historia que lo mantenía alejado del momento más trascendente en la vida de un hombre: el anuncio de la llegada de su hijo.
Esos nueve meses nada tuvieron que ver con las nueve lunas que describen románticamente un embarazo.
Pero el día llegó... Un bebé, que, al apresarle su dedo pulgar entre sus deditos, lo atrapó para siempre...
La llegada de ese bebé pareció hacer el milagro. De a poco volvió a reconstruirse esa familia que parecía diluida. Se los vio felices, compartiendo uno a uno los pasos de ese crecimiento.
Un bebé serio se convirtió en un niño demandante hasta llegar a ser un adolescente huraño y retraído.
¡Cuánto pesan en la vida de una persona sus primeras horas!
¿O simplemente sería así de todos modos?
Costaba manifestarle el afecto. Un abismo entre él y el mundo. Un abismo entre sus papis y el mundo. Sólo ojos para él.
Cubrieron con inmenso amor cada herida de los primeros tiempos. Mucho más tarde una princesita, llegó a cumplir el sueño de la "familia tipo".
Muchos años pasaron, hoy un hombre ya, nos incluye por primera vez. Hoy nos encontramos reunidos en torno a su fiesta de cumpleaños como nunca antes. Sí hubo festejos, pero él parecía no estar.
Hoy cumple 18 años. Y él solo decidió saltar ese abismo.
Sólo cada uno de ellos sabe si ese primer sabor amargo pudo quedar en el olvido o los acompañará a lo largo de sus vidas...
 Lo demás ya parece una anécdota...


6 comentarios:

Edilberto dijo...

Gla, estoy de vuelta.

Bonito relato. Mis hijos están cerca de llegar a los 18 años (Mika tiene 16 y Alvaro 14). Imagino ese día, mis pequeñitos con cara de grandazos.

Te sigo.

angel lago villar dijo...

Yo creo que la vida supera siempre a las Telenovelas.

Gise dijo...

La vida misma puede ser más que una telenovela!
Muy linda entrada.
Gracias Gla!

Anónimo dijo...

Creo que si, la vida puede superar muchas veces a una telenovela. Los dolores y las heridas de los primeros dias, creo que se curan con mucho amor, aunque siempre dejan huellas. Pero se pueden curar.

un beso

Gla dijo...

Edilberto: Disfrutalos...el tiempo realmente pasa volando!!!

Angel: Absolutamente de acuerdo, las novelas un poroto al lado de cualquier noticiero....

Gise: Depende de nosotros,no?

Nadasepierde:¿Vos creés? Ojalá...

Gla dijo...

Edilberto: Disfrutalos...el tiempo realmente pasa volando!!!

Angel: Absolutamente de acuerdo, las novelas un poroto al lado de cualquier noticiero....

Gise: Depende de nosotros,no?

Nadasepierde:¿Vos creés? Ojalá...