Ese Superman de mi infancia que me llevaba a la calesita los domingos, que jugaba al trencito y sonreía... Ese ser excepcional, todo ternura hacía de todos mis días una fiesta y con él cada domingo era la más linda de las locuras. Ese grandote, lleno de picardía con la más inocente de las sonrisas apañaba raras historias y mis travesuras compartía. A bordo de su "mágica Estanciera" ese "Meteoro de entrecasa" acortaba los caminos y achicaba las distancias... Esa persona de corazón gigante ejemplo de ser humano de honradez, generosidad y alegría... Ese gran regalo que me dio la vida, una mañana fría y triste de invierno, ella misma me lo quitó, en silencio, sin permiso y con él mi risa se llevó... Mis diez años no comprendieron el por qué de una injusticia tan grande. Mi niñez, mi calesita, mis domingos... Ya no volvieron a ser como antes. El tiempo, amigo inseparable, no pudo realizar el milagro... de cubrir ese enorme espacio de m...