La vida no siempre es justa...

Nada más podía ocurrirle... La vida le jugó miles de malas pasadas.... El día que nació, junto con la alegría trajo la preocupación a la familia.... Idas y vueltas... Médicos, especialistas, horas y horas de búsqueda de información en épocas en que Internet ni siquiera era un sueño... Creció a los golpes, pero había algo que siempre lo distinguía: Su buen humor y su sonrisa... Y esa alegría de vivir contagiaba a su familia mostrándole que no había que ser perfecto para vivir feliz, que sus deficiencias físicas no iban a robarle las ganas de disfrutar y de crecer feliz... Aprendió la resignación demasiado pronto, supo de frustraciones cuando el resto de los chicos lo tenía todo resuelto, aceptó dócilmente las cosas que le eran negadas... A medida que el tiempo pasaba, el paisaje fue modificándose. La rebeldía adolescente lo enfrentó con ese niño que aprendió a vivir con las piedras que la Vida le había colocado en el camino. Y se enojó, y la desafió... sin importarle demasiado ...