No somos la familia Ingalls.
Una tristeza infinita invade todo lo que hago y todo lo que pienso.
Tengo la conciencia tranquila de haberlo intentado todo en pos de una unión familiar que parece interesarme sólo a mí.
¿Será el momento de decir "hasta aquí llegué"? Así lo siente mi compañero de toda la vida, con el dolor en los ojos y la rabia en la voz. Me agradece todos mis intentos por lograr que su familia forme parte de la mía.Y a pesar de haber pasado más de veinte años, con decepción veo que no logré nada.Se me retuerce el alma al sentir que un puñal le atraviesa el corazón en cada palabra
Me invade un rencor que hasta ahora no conocía.
.Allá ellos y acá nosotros.
¿Y en el medio? Mi hija queriendo no perder nada de lo que hasta hoy creía un paraíso de luz.
¿Cómo explicarle que "La familia Ingalls" existía sólo en la tele, si por cuestiones generacionales ni siquiera los llegó a conocer?
¿Cómo hacer que la madurez de sus casi catorce años vean la situación con ojos adultos?
¿Cómo manejar su dolor si sus ojos de nena aún sueñan con la mesa grande de los domingos?
¿Cómo evitarle la tristeza con una explicación que ni siquiera yo encuentro?
¿Cómo hacer para que mi propia historia infantil no se cuele entre nosotras, impidiéndome tomar, quizás, las decisiones que debería, sólo porque no soportaría que sufra lo que yo sufrí?
¿Cómo puedo dejar de pensar, si mi cabeza y todo mi cuerpo se hicieron eco inmediato del pesar que esto me causa?
No somos los Ingalls, ni lo pretendía.
Sólo quería un lugar en la agenda y en la mesa de quienes dicen llamarse FAMILIA.
Tengo la conciencia tranquila de haberlo intentado todo en pos de una unión familiar que parece interesarme sólo a mí.
¿Será el momento de decir "hasta aquí llegué"? Así lo siente mi compañero de toda la vida, con el dolor en los ojos y la rabia en la voz. Me agradece todos mis intentos por lograr que su familia forme parte de la mía.Y a pesar de haber pasado más de veinte años, con decepción veo que no logré nada.Se me retuerce el alma al sentir que un puñal le atraviesa el corazón en cada palabra
Me invade un rencor que hasta ahora no conocía.
.Allá ellos y acá nosotros.
¿Y en el medio? Mi hija queriendo no perder nada de lo que hasta hoy creía un paraíso de luz.
¿Cómo explicarle que "La familia Ingalls" existía sólo en la tele, si por cuestiones generacionales ni siquiera los llegó a conocer?
¿Cómo hacer que la madurez de sus casi catorce años vean la situación con ojos adultos?
¿Cómo manejar su dolor si sus ojos de nena aún sueñan con la mesa grande de los domingos?
¿Cómo evitarle la tristeza con una explicación que ni siquiera yo encuentro?
¿Cómo hacer para que mi propia historia infantil no se cuele entre nosotras, impidiéndome tomar, quizás, las decisiones que debería, sólo porque no soportaría que sufra lo que yo sufrí?
¿Cómo puedo dejar de pensar, si mi cabeza y todo mi cuerpo se hicieron eco inmediato del pesar que esto me causa?
No somos los Ingalls, ni lo pretendía.
Sólo quería un lugar en la agenda y en la mesa de quienes dicen llamarse FAMILIA.

Comentarios
Yo soy una de las que sigue creyendo en la familia y apuesto cada día a ella. Es un trabajo cotidiano más arduo que cualquier otro y muchas veces nos quedamos en el camino.
Pero la realidad indica que cuando la cosa no va, no se puede seguir insistiendo.
No podemos inventar una familia que no es, ni retener a alguien que seguramente en sus sentimientos ya se fue.
Creo que lo más importante es haberlo intentado y saber que agotaron todos los recursos para componer la relación.
Cuando algo se rompe, aunque se arregle, ya está roto.
Te deseo lo mejor y se que lo vas a superar porque sos una mujer inteligente.
Besos.
Disfrute SU verdadera familia.
Abrazo
Auqnue sè que es un camino doloroso y dificil, prolongar ciertos vinculos y situaciones es igual de doloroso, es agonizar toda la vida.
Te deseo mucha fuerza y coraje
El problema es que algunos parientes son problemáticos?
Pero mire que se va a poner mal por eso. Usted preocúpese por SU familia, los demás son de adorno para las fotos. Al menos a mi me preocupan demasiado poco. Lo importante son mi familia y mis amigos, no puedo hacer esfuerzos para demostrar cariño inexistente con tal de unir lo que no se quiere unir.
Saludos
No saben qué bien me vienen sus comentarios...me cuesta darme cuenta de que estoy equivocada, de tanto escucharlo y "leerlo" quizás termine convenciéndome. ¡Qué pena! Me gusta conciliar y que reine la armonía. Y no me resigno a vivir en la vereda contraria!
Mis hijos saben de mis errores que, como todo padre (o madre) cometemos pero sin mala intención. Y ellos lo comprenden cuando nosotros los reconocemos sin necesidad de meternos en un pozo, un beso o alguna cosa que hagamos juntos los curará. Por regla general la cosecha de nuestros esfuerzos, la notamos cuando ya han pasado la adolescencia. Siempre y cuando le demostremos que seremos sus padres para siempre y que para siempre contarán con nosotros a pesar de nuestros defectos. Los mejores deseos para ustedes.Ciertamente, con un gran respeto.
La mesa grande se puede compartir con otra gente, también: amigos, otras familias, gente linda que uno no pudo conocer más y mejor por falta de tiempo y oportunidad.
Beso grande.
UN BESO GRANDE, http://malatendida.blogspot.com :)
Malatendida...Gracias! Ya va pasando!
Te mando besos y un abrazo enorme.
Stendhal
ya esta no?
bue cambie de ruta y disfrute de lo que tiene ,otros se lo perderán!
besote de sabadete con ganas y sin ganas!
Lola: Bienvenida: ¡Qué ironía! Llegás a mi blog cuando estoy evaluando dejarlo...Gracias por pasar, el tiempo dirá si volveremos a reencontrarnos por aquí. Pasaré a visitarte!