Algo cambió en mí aquél día...
A dos semanas de esa noche mágica en que celebramos la vida de mi hija, sus quince años...
Ese momento marcó, no sé bien por qué, un antes y un después dentro mío.
Fue una noche planificada cuidadosamente, absolutamente ansiada y por sobre todas las cosas compartida con todos los seres que queremos y nos quieren bien.
Y ese es el punto. Pude darme cuenta quiénes formaron parte de nuestra historia y por algún motivo decidieron dejar de hacerlo. Fue encontrarnos con los afectos de siempre, que compartieron con nosotros el crecimiento de Flor acompañándonos en esta hermosa tarea de ser sus papás y a su vez, eligen ser parte de nuestra vida todos los días.
Y también, estuvieron los nuevos afectos, esos que llegan en la madurez plena, los que Flor adoptó como parte de su camino, acompañan la preocupación que esta adolescencia nos trae y disfrutan también de nuestra felicidad.
Llegué a ese momento con muchas inquietudes y me volví con la mayor de las certezas: sentirnos absolutamente queridos...
No fue necesario adivinar el afecto. Sólo era necesario mirarnos...
Cada par de ojos con lágrimas de emoción al ver a mi hija tan grande, tan mujercita...
Cada abrazo fuerte, transmitiendo el amor más sincero...
Cada palabra de cariño, de ternura y de sensibilidad ofrecidos....
El respeto en cada uno de los momentos de emoción compartida...
La euforia en los bailes que disfrutamos juntos...
Todo, absolutamente todo, hizo de ese momento la noche perfecta. Mejor no podíamos haberla soñado.
Y a casi quince días me sigue embriagando esa misma sensación de plenitud. Esa plenitud de saber cuánta gente nos quiere bien y disfruta de sabernos felices.
Sabíamos que iba a ser una fiesta hermosa pero nunca pensé que se transformara de esta manera en una bisagra en mi vida.
Hoy sé que soy más feliz desde ese día. O quizás pude darme cuenta qué tan feliz era y no lo sabía...

Comentarios
Ya lo creo que ese tipo de acontecimientos refuerzan los afectos...Tuve una inyección de felicidad esa noche!!!
que lindo lo que contás!
Beso